20 de abril de 2009

Cuento 7 - Quince Segundos


Te quedan 15 segundos, ¿Qué vas a hacer con ellos? ¿los vas a dejar pasar otra vez? ¿me vas a dejar morir en ellos como el otro día? Deberías utilizarlos mejor. Deberías decirme cosas lindas, decirme que me correspondes. Eso deberías hacer. Sacarme una sonrisa, pero no seas holgazán, deja de limitarte a existir para hacer esas cosas. Esfuérzate un poco, no es tan difícil.

8 segundos.... ¿No vas a hacer nada? Mira, puedes simplemente saludar. Con seriedad, pero no te vayas el extremo del desdén. Salúdame como... sí... como a una conocida. Y regálame tu sonrisa cordial. Aunque no la pueda ver, y deja de dar vueltas, yo se que sabes que se te empieza a acabar el tiempo.

5 segundos.... No te importa, ¿Verdad? Deja de hacerte rogar. Tal vez deje de esperar aquello que no llegará. Sigue tu vida y yo haré lo mismo, total puedo vivir sin tí, como evidentemente tú lo haces perfectamente sin mí aunque ahi me tengas a tus pies. Ni lo notarás, lo cual a lo mejor sea bueno.

0 segundos. Cayó a correo de voz y casi pierdo el minuto. Tal vez intente más tarde por si no ves la llamada perdida.

19 de abril de 2009

Cuento 6 - Mientras camino



Mientras camino me esmero en atravesar rápido la calle antes de que el semáforo cambie otra vez y tenga que esperar unos segundos más para pasar. Debo hacerlo rápido o tendré que esperar, no me concentro. Me detengo. Palpo tu beso sellado en mis labios, y al terminar de parpadear, descubro que el semáforo ya ha cambiado y tendré que esperar.
_________________________________
Me apresuro a la esquina, a paso lento, mirando las puntas de mis zapatos un poco embarradas, que me recuerdan un poco el tacto de mis medias veladas húmedas en la punta de los dedos, mientras espero con dolor en los talones el cambio de luces.
________________________________
Cruzo al calle, revisando de todas formas si algún carro quiso pasarse el semáforo en rojo, y apenas llego a la siguiente esquina, encuentro la huella de tus dedos en mi cintura, por debajo de mi abrigo, apenas lo abro un poco para buscar las llaves en el bolsillo interno, justo al lado del corazón.
Camino unos pasos, llego a la puerta de mi edificio. Entro sin dificultad, tratando de ocultar mi sonrisa en la mirada de los bombillos ahorradores recién puestos. Saludo cordialmente, como por reflejo, y mecánicamente llamo el ascensor, para luego soltarme el pelo... ya el viento no lo va a cambiar de lugar, y la punta mas larga toca mi espalda, justo donde pusiste tu mano para bailar esa tonada que no logramos sincronizar.
_______________________________
Acto seguido - con cautela - me quito los zapatos a la entrada de mi apartamento, entro en medias dejando la sombrilla en el patio, y entonces me asomo por la empañada ventana desde la que te vi partir la última vez... y por una noche más recuerdo ese día en que te he perdido.