31 de enero de 2012

Reflexión 23 - Carta a Príncipe


(Mira cómo salimos de bien en las fotos!!!!)

Mi Principito….
Puedo asumir y en el fondo interpretar que tengas dudas de muchas cosas respecto a mí, a mí contigo y a nosotros. Por eso, te ofrezco algunas certezas que podrían ayudar a la causa de que te sientas más tranquilo, o al menos a que sepas un poco más de aquello que ahora sospechas o descartas.

Te puedo asegurar por ejemplo que tendremos de cuando en cuando malos días, que estaremos demasiado cansados para vernos, que a veces llegaremos tarde a nuestras citas, olvidaremos fechas importantes y hasta los días de la semana, y que eventualmente por eso discutamos. De mi lado, pues te cuento que me gusta mucho dormir, que de mal genio soy espantosa, que a veces cocino algo mal y que mi nivel de despiste y desubicación pueden impacientar hasta al mismo Ghandi. A veces soy muy consentida, otras soy terca, otras soy ambas.
Por otra parte, puedes tener absoluta confianza en que cuando tengas un mal día haré lo que esté en mis manos para que no termine tan mal, o al menos para que vayas a descansar pronto y de ese modo termine antes, que haré lo posible por llegar a tiempo a nuestros compromisos y evitaré irritarme si llegas tarde (al menos no sin haberte escuchado antes). Puedes estar seguro de que si siento que me equivoqué me disculparé y trataré de enmendarlo, del mismo modo, si tú la embarras en algo te permitiré que te disculpes y que intentes enmendarlo. En todos los casos cuidaré mis reacciones y mis palabras, y cuando las perciba incontrolables te pediré que hablemos luego. Confío en tu inteligencia y criterio para que no le pongas mayor atención a mi consentidez, desubicación y terquedad, yo haré lo propio con tus defectos menores para que las cosas no se nos salgan de las manos.

Podrás – además – saber que te quiero (y mucho) porque pudiendo dormir prefiero ir a verte, porque te abrazo y me quedo escuchando tu corazón unos segundos sólo por complacer mi antojo de sentirte vivo a mi lado. Verás que te doy un chocolate Reese’s y no me lo como yo aún siendo mi favorito, que trato de cocinar para ti y que si estás cansado o enfermo estaré muy pendiente y te cuidaré; que disfruto tu compañía hasta en la fila de un banco. Que te responderé todo lo que me preguntes y que tus abrazos pueden disipar una tormenta. Que estoy dispuesta contigo y sólo contigo a intentar despojarme de la idea de que en el pasado algo salió mal. Que haré lo posible para que todo nos salga bien y que si las cosas no funcionan conmigo, no pierdas las ganas de volver a intentar esa cosa rara del amor; y así eventualmente con el paso del tiempo cuando me veas tu mueca se parezca más a una sonrisa que a cualquier otra.