28 de diciembre de 2009

Reflexión 3 - De cómo me haces falta

Soy una persona orgullosa... pero no contigo, ¿sabes? no hay asomo de temor o vergüenza en mí al momento de manifestarte no sólo que a veces te extraño tan desesperadamente, que la verdad siento que un abrazo tuyo me alegraría el día como un vaso de agua me calmaría la sed; sino que algunas otras me dan verdaderos síndromes de abstinencia de tí, en los que mis sentidos comienzan a buscarte en medio de tu ausencia, para empapar de nuevo mis recuerdos de tí, para alimentar un poco mi alma de tu imagen y de tu vida. No te preocupes, no voy a anudar sábanas para entrar por tu ventana, ni te voy a esperar en tu oficina. No. Simplemente, cuando reaparezcas, voy a cobrar los intereses de mi sufrimiento en abrazos más largos, en aspirar un poco más profundamente tu aroma, en parpadear menos cuando te vea a los ojos, detalles que ni notarás, salvo el hecho de que me va a alegrar más que de costumbre volver a verte.