8 de julio de 2010

Reflexión 7


No sé cómo empezar porque... porque no tenemos un inicio claro, y muy a pesar de mi fijación con el orden y el origen de las cosas, esta vez, como muy pocas otras, no me importa. Todo parece indicar que mi blog tiene un nuevo consentido, y debes estar orgulloso, pues los demás protagonistas vinieron a caer aquí porque no tenía yo otra forma decente de descargar la tristeza, la zozobra, la ira, o todas al tiempo que dejaron al irse, al quedarse o al cerrar alguna puerta. Esto es diferente, y es la consecuencia de que no se me ocurre ninguna otra forma de descargar mi euforia. O se me ocurre, pero con el paso de los años este portal de desahogo ha ido adquiriendo una connotación especial, tanto que se me han ido olvidando otras formas que solían existir antes de que esta fuera posible y le hubiera adquirido tanta práctica.
--------
Para que lo comprendas mejor, vale la pena que sepas que soy inexpresiva, al principio por voluntad, luego, cuando ya no me sentía vulnerable, así quedé por costumbre y por una especie de seguridad que me brinda ser así. Desafortunadamente no discrimino personas ni contextos, y para expresarme de alguna manera sólo me quedan las letras y algunas miradas que con algo de suerte aprenderás a leer, y yo a hacerlas más claras.

--------
Lo que hay que contar hoy, como algo aleatorio pero que debe salir a la luz, es que durante mi insomnio anoche te pensé cuando algún átomo pasajero entró a mi nariz y me recordó tu aroma al mover las sábanas de mi cama. No es que no te piense cuando duermo bien, ni mucho menos. Sólo que esa partícula de aire que me hizo evocarte recrudeció tu ausencia. Iniciaste un viaje corto, no muy lejos, y la verdad no estaba en los planes vernos a esa hora ni ese día, pero ya te extrañaba. Mi reacción inicial fue reprocharme el hecho de haberme aferrado a tí en tan poco tiempo, como si estuviera dentro del alcance de la voluntad humana decidir a qué aferrarse y a qué no, y en especial como si fuera mi voluntad alejarme.
----------
No me culpes, el hecho de que las cosas hayan funcionado bien de una manera tan rápida y a la vez tan espontánea no deja de perturbarme, y no porque no tenga fe en que puedan seguir así, pues mal haría yo en negar que en este momento creo en tí más que en los pronósticos del clima que dicen que va a nevar en el invierno, sino porque no solía ser así. No era común que a alguien le pareciera yo preciosa con la ropa descomplicada de nuestra primera cita, con el vestido negro largo, con la que me protegería contra las inclemencias del clima de Rock al Parque, con la que escogí para su grado y con la de todos los días. Tampoco era común que de una forma tan simple, o incluso sin un método, decidiera yo mostrarme tal y como soy. Lo más sorprendente de todo es que con los abrazos que siempre están en tus planes me despojo de las reflexiones y de los temores para dejarme llevar como las hojas secas por los remolinos de viento.
--------
Eso no lo sabes, pero si tuvieras la oportunidad de comparar te darías cuenta de que detrás de la amabilidad y algún humor espontáneo soy hermética, y no te lo digo para que te sientas afortunado, sino más bien para que sepas así por qué me siento yo afortunada de haberte conoocido y poder decir todo esto hoy.
-------
No tengo cómo saber si esto va a durar para siempre, no es posible dentro de mis capacidades, sólo... cuento las horas para que regreses, y eso es todo lo que tengo en mente.