4 de abril de 2010

Carta a Guille

Querido Guille:
*****
Es paradójico que termine expresando las cosas en una carta, si después de todo tú eras de los pocos que me entendía antes de que mis palabras fueran elocuentes y bien escogidas. Ya no es así, los insuficientes años de vida que tengo me han enseñado a describir las emociones, a identificarlas en un diccionario y así decir lo que siento, bueno o malo, todo esto mucho mucho después de que fueras de las pocas personas que aprendieron a respetar mi silencio.
****
También supiste compartir mis alegrías. Te las regalo todas si te sirven de algo, ya sabes que tengo buena memoria y las puedo revivir cuando quiera. Yo también compartí las tuyas, por ejemplo piensa un instante en esos días cuando te volviste arquero. Para nadie es un secreto que no eras muy bueno con el balón, pero lo lograste, en parte gracias a la defensa y a los volantes no te metieron un solo gol ese día :)!, o cuando pasaste español que te tenía en vilo el año en el colegio, aunque tengo un poco de mérito en eso, sería injusto cualquier cobro porque pasamos muy buenas tardes con las reglas de ortografía y las trasnochadas editando ensayos y literalmente reordenando los párrafos. Lo recuerdo bien, igual que recuerdo haberte acompañado esa tarde cuando terminaste con Paula, que estabas tan triste porque la ibas a extrañar tanto y luego te dio euforia de soltero y fuiste a parar con esos bagres.
***
Me acuerdo también cuando celebraste mi cambio de colegio, y por compartir mis vacaciones descuidaste un poco el tuyo! Te diría que me has escuchado muchas veces, lo cual puede ser cierto, pero agradezco más que hayas entendido cuando no quería hablar, porque no quería recordar lo que tanto me molestaba, ni mucho menos tener que explicarlo. Ahora ni siquiera encuentro las palabras para describir lo que siento hoy.
**
No sé... a estas alturas no somos tan cercanos, y por fin entiendo por qué te alejaste. Siento mucho haberme molestado sin saber tus motivos, si después de todo tu nunca me reprochaste los míos, pero siento más no haberte acompañado y reconfortado en ese tiempo. Yo sé que fue iniciativa tuya, pero siempre voy a tener la idea de que pude hacer algo por tí, escucharte o acompañarte hubiera podido mitigarte dolores, créeme que hubiera hecho cualquier cosa que me pidieras, así estuviera yo triste o así estuviéramos agarrados. Con el tiempo también he ido entendiendo que no soy Dios y no puedo proteger y cuidar a todos aquellos que quiero, ni cambiar el destino, y no tengo por qué mentirte: no me resigno. Conoces los límites de mi terquedad, pudo ser hasta autodestructiva, pero a veces me ha traído cosas buenas.
***
También sabes de mis problemas de franqueza, o más bien, los que me ha traído (siento mucho aquellos que casi te afectan :) pero te divertiste!), y no tengo mucho que decirte aparte de que tengo fe en tu recuperación, y entiendo cuando me dijiste que ya no tenías motivos para hacer algo al respecto, pues bueno, piensa en tus papás, piensa en tu familia, en tus amigos, piensa en que es una oportunidad que te está dando la vida para replantear tus metas y tus prioridades y hacerlo esta vez bien (no digo que lo hayas hecho mal, pero me dijiste que si salías de esta ibas a hacer una cantidad de cosas), piensa que no te puedes negar a tí mismo una oportunidad.
****
Yo sé, aunque afortunadamente no lo comprendo en un 100%, que has pasado por muchos dolores de todo tipo por la leucemia, pero hazlos valer la pena, y que esto haya quedado en algún punto del pasado como una de las lecciones más grandes que te haya ofrecido la vida, no de la mejor manera por supuesto, pero sí de una manera efectiva. No puedes rendirte a mitad de camino, no puedes dejar la obra incompleta. Por mi parte, en estas tres semanas he aprendido a replantear mis prioridades, a encontrar más motivos para ser feliz, a aprovechar a las personas que quiero y decirlo siempre que pueda.
***
Me entristece mucho que hayamos tenido que caer a este punto para decirte que eres de los regalos más hermosos que ha puesto la vida en mi camino, que te admiro y te respeto por tu inteligencia tan básica y tan lógica que me ha ayudado a ver el mundo de otra forma, que te agradezco por absolutamente todo lo que me has regalado de tu existencia, más de lo que tú creerías, y a lo mejor más de lo que yo misma sé en este momento. Yo sé que fue hace tiempo, pero, una vez más, tengo buena memoria, suficiente para ofrecerte a cambio de eso cualquier cosa que me pidas y que yo te pueda dar, podría, por ejemplo, volverte a encaletar chocolatinas :)! Eso alimenta al corazón! Cumple tu promesa, yo hago mi parte.
**
El abrazo más grande que hayas recibido jamás,
Juliana