25 de julio de 2011

Reflexión 13

¿El amor se acaba con el último latido del corazón? ¿La muerte se lo lleva a disfrutar del paraíso o a esperar renacer luego de haber padecido en la tierra junto con quienes cayeron en sus redes? ¿A pesar de su terquedad se deja llevar a algún lado cuando ya no calienta la sangre y la memoria de algún mortal? ¿Su nacimiento ocurrió en la raza humana, en Dios, en el demonio o fue la consecuencia de alguna venganza entre los seres sobrenaturales? ¿Es caos o cosmos? ¿Marca el destino o es la señal para abandonar esa ruta? ¿Le gusta el misterio o disfruta más ser gritado a los cuatro vientos, en todos los idiomas sensoriales posibles? ¿Está en el universo antes que nosotros? ¿Cuando se va, a dónde va? ¿Y cómo sabe tantas veces el camino de regreso, y tantas otras se pierde para siempre? ¿Si hay grandes amores, cómo se miden? ¿Cómo se pesan? ¿Si se pueden acumular, hablan de que alguien tiene un corazón muy grande? ¿Cómo se agota el amor? ¿Puede ser falso? ¿Qué come? ¿Sus manchas caen con detergente? ¿Es generoso o egoísta? ¿Cómo se llena el vacío cuando nos abandona si antes de que llegara no nos hacía falta? ¿Algún médico puede explicar el por qué se evacúa por medio de besos o lágrimas, o como es que sana y hiere a la vez? ¿Sus heridas necesitan puntos, se infectan? ¿Qué órganos del cuerpo humano ocupa? ¿Cómo puede ser tan benigno el insomnio que causa? ¿Alguien ha estudiado sus propiedades como antihistamínico, antiinflamatorio e incluso antibiótico? ¿Algún físico sabe cómo se contiene o reprime? ¿Cómo se vuelve a armar si se desintegra? ¿Se ha medido alguna vez su fuerza y su influencia en las demás en el entorno? ¿Cabe en un bolsillo? ¿Cómo puede ser tan pesado y a la vez tan etéreo? Así las cosas, ¿Cómo sabes que me vas a querer para siempre?